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asd

sábado, 21 de marzo de 2009

(Michael)-Adán fue creado a la imagen de Dios y el hermoso color escogido fue el blanco. Todos lo fuimos al principio. Tras el diluvio, Noé y sus hijos salieron del arca. Noé maldijo la descendencia de su hijo Ham en su nieto Canaan: “Maldito sea Canaan, que se convierta en esclavo de sus hermanos.” (Génesis, Noé, 9-25). Coush el primogénito de Ham heredo otra maldición: algunos descendientes de Ham tendrían la piel negra. Y así fue: Coush ennegreció y de él provienen los “Coushim”: los negros de África. Los descendientes de Ham fueron, por lo tanto esclavos y negros.

(Schlomo)-¿Son Adán y Dios del mismo color?, ¿Blancos?... Michael ha dicho… no...
Al Principio era el verbo, la palabra. Dios creó la Tierra y la vida dando aliento a la palabra. Dios creo al hombre, a cada uno, nos ha confiado la palabra para que le demos un aliento personal, maravilloso, diferente, profundo, humano, al interpretarla. En cuanto a Adán, su nombre viene de “Adama”, “tierra en hebreo. Dios creó a Adán con tierra, con arcilla y agua. Le dio el aliento, lo maravilloso, como a la palabra. Así fue como nació Adán. Adán es del color de la arcilla: rojo, como los indios, rojo en Hebreo es “Adom”. Por lo tanto, Adán no es ni blanco ni negro, sino rojo. Pero ¿se sentía bien siendo el único rojo en este nuevo mundo?, entonces Dios pensó en Eva. Pero Adán no comprende qué quiere Dios, qué le pide que haga. ¿En que debe convertirse y que hacer aquí abajo? ¿Por qué tantos sufrimientos? Pero no puede dar marcha atrás, sabe que no tiene elección, esta aquí y se cuenta con él, debe cambiar para Dios, que se ha transformado en luna, que le mira y le protege.

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